Un año esperándote.
Fue alucinante vivirte, conocerte, tenerte.
A veces pienso que no te disfruté lo suficiente, eso hace que me sienta mal.
Pero lo nuestro (si se le puede llamar así) no lo cambiaría por nada, no sabes lo nerviosa que me puse esperando el tren, la ayuda incondicional de mis amigas, el temblor asqueroso que me entró al subir las escaleras...
Yo no sabía del todo como eras, pero entonces te vi, parado frente a mí, con una sonrisa, mirándome cual encanto embriagador y con los brazos abiertos esperando a que me abalanzara en ellos.
Las tardes que me diste fueron inimaginables, los paseos, las locuras, las malditas butacas del cine, el suelo lleno de palomitas, la playa, los besos bajo el agua, las escapadas, las noches jugando al fruit-ninja, los insultos cariñosos, los sandwiches de 3 pisos con solo jamón, los enfados tontos y luego las reconciliaciones..
Que facilidad tenías para hacerme sonreir.
Todo aquello fue genial, pero hoy ya no es lo mismo, la distancia, las lágrimas, los recuerdos, todo aquello nos destruye lentamente, es hora.
Es hora de crear una nueva partida donde todo lo nuestro ya no exista.
23.
Lo que fuimos, y lo que nos quedó por ser.
Quizás si tu hubieras nacido aquí o yo me hubiera mudado allí hoy podriamos haber escrito una historia juntos, y créeme, hubiera sido una muy buena historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario