Palabras frías, remordimientos... ¿Malas compañías quizás?
No lo creo, el ser humano es idiota, pero no tanto... Una persona no se arma de lo que dicen los demás, se arma de lo que es uno mismo, pero ¿Y tu qué? Si tú, insignificante humana que todo lo eres para mí, que me has brindando con miles de alegrías y miles de tristezas, que me has ayudado en cientos de problemas y me has dado la mano en millones de guerras.
Te convertí en todo para mí, te hice la número uno pero te marchaste, te vi en el final del recorrido con una mano levantada y diciendo adiós...
Hay me di cuenta de que era hora de empezar otra vez, de levantar la cabeza aunque las lágrimas me lo impidieran, de mirar al frente y seguir caminando sin ninguna mano pero con todo lo que tenía que era tu recuerdo, si, eso me bastaba...Tu recuerdo.
Pero poco a poco me fui dando cuenta de que un recuerdo no vale para nada, es un recuerdo y ya está, pues entonces, ¿Qué podía hacer yo?
No fue mi culpa dejarte pasar, no era mi intención borrarte de mi vista, mi corazón se reconstruyó y sin pensarlo, el tiempo me robó el recuerdo...
Me quedé sin aire porque no estabas conmigo, pero ya está... Otras personas ocupan el lugar que tu dejaste, ¿Para qué mentirme a mi misma? Ya no hay nada que fingir.
