----La vida es muy puta, pero nadie es capaz de fo**ársela----

1 mar 2011

Enferma...

Hubo hace mucho tiempo una historia más de una insignificante chica que luchaba por salir del mundo que le rodeaba, era soñadora, despierta, apasionada por la vida, le encantaba sonreir aunque tubiera un día malo, nunca faltaba esa mirada de una chica feliz, encantadora.

Un día cualquiera de verano, conoció a alguien inesperado que poco a poco se convirtió en la persona más deseada por ella, cada noche rezaba para que la tierra no le tragase al igual que los demás.
Ella no aguantaba las ganas de revelarle el secreto de sus sentimientos, de regalarle la llave de su corazón.
Él le dijo unas palabras que ella jamás olvidaría; Yo soy tuyo y tu eres mía, para siempre.
Pero claro está, no todo sale siempre como queremos, él la rechazó, como si de una más del montón se tratase, como si ya no le importase, como si nunca le hubiera dado por viva y como si todas aquellas palabras no hubieran sido más que sonidos.
Al día siguiente aquella chica enfermó, enfermó pero nadie sabía de qué, algunos pensaron que era cáncer, otros que era una enfermedad rara, de esas jamás vistas, pero no... Esa enfermedad le llegaba a lo más interior de si misma, tenía el corazón roto.

Sus ojos permanecían cerrados, la luz hacía ya mucho que no entraba por ellos, las lágrimas estaban encerradas y empezaban a ahogar su cuerpo por dentro, lágrimas que parecían puñaladas y hacían que su mente sangrara y que sus pulmones ya no le ayudaran a respirar.
Se estaba muriendo, mueriendo de amor.
Un día, cuando ya nada más podían hacer por ella, decidieron que no merecía la pena que sufriera más y así llegó, el día en el que dejaría de ahogarse.

Sus últimos pensamientos jamás escuchados, fueron...
Yo soy tuya y tu eres mío, para siempre.

                                                                      Y siempre es siempre...